Asesoría de la convivencia

- Amatxi , ¿por qué la gente baja la voz cuando se habla de suicidio?
- El suicidio toca una tecla profunda del alma. Como en un piano. La tecla negra del suicidio emite una vibración. Esa vibración llega hasta la garganta. Y ésta, se contrae, se recoge en sí misma. Es la contracción del dolor. Por eso la garganta se cierra. Y la voz se apaga. Por qué a veces, respirar cuesta, cuando vibramos en las teclas negras del alma.

- ¿Una tecla negra es mala?
- No, en absoluto. Una tecla negra absorbe la profundidad del Universo. Por eso es negra. Y de igual modo que el momento de máxima oscuridad de la noche se da justo antes de amanecer, las teclas negras conducen directamente a la luz que ilumina el corazón.

- Cuéntame más.
- La tecla del suicidio nos conecta inmediatamente con el miedo a la Muerte y con el Sentido de la Vida. Ambas, Sentido de vida y Muerte son sagradas y complementarias. Las dos caras de la misma moneda.

El suicidio mueve y conmueve. Porque todos nos sentimos concernidos por esas dos fuerzas: Vida y Muerte. En mayor o menor medida todas las personas tenemos planteamientos existenciales y nos preguntamos:
¿Cuál es el propósito de mi vida?
¿Qué sentido tiene estar aquí?
¿Para qué?

Además si el suicidio nos toca de cerca nos remueve desde los cimientos. Hay muchas otras teclas vibrando fuerte: la vergüenza, la culpabilidad, la impotencia, la rabia, el miedo o el dolor desgarrador de la pérdida.

- Y entonces...
- Ocurre que, a veces, se pierde el sentido de vida. A eso no se llega en un momento. Es toda una vida de avatares. Las personas que se suicidan quieren acabar con el sufrimiento interior que les devora por dentro. Es como querer pasar página en un libro del que ya no puedo más. Con la esperanza de que la siguiente página sea más fácil, amable y luminosa.

- ¿Cómo hay que reaccionar ante algo así?
- Con atención y respeto. Respetar los sentimientos y emociones de alguien que se siente así es el mayor de los bálsamos. No podemos cambiar su sufrimiento pero si podemos reconfortarlo, simplemente escuchando con el corazón abierto.

Quien se siente visto o escuchado, se siente amado y el AMOR es la fuerza más poderosa del universo. Nos hace replantearnos todo, continuamente.

- ¿Hay algún buen consejo?
- Es difícil aconsejar si no estamos metidos en la piel del otro. Quizás, el único consejo que aplica es NO JUZGAR.

En cualquier caso, no debemos silenciar ni menospreciar el dolor de nadie.

Si alguien tiene el coraje de hablarnos de su angustia o de su dolor, solo podemos decir: "gracias por confiar en mí".

- ¿Y se puede ayudar?
- Se puede amar y acompañar. Lo importante es encontrar un PROPÓSITO de VIDA. Por muy pequeñito que parezca. Cada uno tiene el suyo propio y en ese momento, esa pequeña motivación es la raíz que nos sujeta a la vida. Como un árbol se sostiene agarrado a la tierra.

Hay mil razones para seguir: por no hacer daño a mis padres; por ver amanecer; por regar las flores de mi huerto; por cuidar de mi gato; por ver a mi nieto hacer la primera comunión; por no dar ese disgusto; por leer en la intimidad de mi habitación; por aprender de esto; por completar mi serie favorita. Por... lo que sea.

Esa humilde pero verdadera razón para agarrarse a la vida es un HILO de ESPERANZA. Conviene tirar de ese hilo con delicadeza, para que no se enganche, no se rompa y no se tense. Y fortalecerlo para que se transforme en un cordón umbilical sólido que me sostenga, me nutra y me conecte.

Así se continúa la narrativa en el Libro de la Vida. Con tachones, garabatos, renglones torcidos o páginas en blanco... Abriendo capítulos nuevos con la sabiduría de todo lo vivido anteriormente.

Texto: Esther Sanzberro Iturriria, psicóloga.